Helou viajeros! Seguimos con nuestros tres días en Tokio . En este post os cuento qué hicimos en nuestro tercer día en la ciudad.
Era nuestro último día completo en la ciudad, así que debíamos aprovecharlo bien. Así que nos despertamos antes de las 6 de la mañana.
Parada en el Family Mart que estaba dentro de nuestro hotel (y está abierto 24 horas!) para comprar algo de desayuno y desayunar de camino al metro. No hay tiempo que perder.
Aquí encontrarás:
Entreno de Sumo fallido
El sumo es el deporte nacional de Japón. Así que, si íbamos hasta allí, queríamos ver algo relacionado con este deporte.
En agosto, el mes en el que visitamos Japón, no se suelen celebrar torneos. Pero nos habían contado que en esos meses de verano donde no hay torneos, era posible ver algún entreno de sumo.
Solo nos dieron tres directrices:
- Ir al barrio de Ryogoku
- Llegar allí muy muy temprano
- Preguntar a la gente local
Alrededor de las 6 de la mañana ya estábamos en el metro dirección a Ryogoku (desde Tochomae cogimos la línea Oedo).
Tardamos más o menos media hora en llegar, así que de nuestras directrices ya podíamos tachar dos: llegar temprano e ir a Ryogoku.
Ahora solo nos quedaba preguntarle a alguien de por allí si sabía donde podíamos ver un entreno de sumo. Nosotros que no manejamos ni una pizca de japonés y ellos que no suelen hablar mucho inglés… así estaba el panorama.
Pero no hay nada que la amabilidad japonesa no consiga. Vimos a un señor paseando a su perro y allí que fuimos a preguntarle.
Después de un ratillo entendiéndonos, nos acompañó hasta la puerta de una Heya. De verdad que son encantadores!
En el Heya no parecía que hubiera nadie. No queríamos picar a la puerta para no molestar. Así que esperamos un rato.
Por suerte, salió un chico (que tenía pinta de ser luchador de sumo) y nos dijo que ese día no había entrenamiento.
Nuestro gozo en un pozo. Así que nada, nos conformamos con mirar entre las rendijas la Heya y nos volvimos por donde habíamos venido.
Al irnos, vimos un cartel donde se informaba de que es mejor llamar antes de ir a ver un entreno para poder gestionar el aforo. Y donde además vienen los números de teléfono para poder hacerlo.
Vamos a Kamakura
Menos mal que teníamos un plan B. Nos íbamos de excursión a Kamakura.
Uno de los grandes errores que cometimos en Japón fue el de no comprar una tarjeta de datos o un pocket wifi. Así que dependíamos del wifi de los hoteles, establecimientos o estaciones de metro.
En aquel momento y siendo tan temprano poco wifi encontramos, así que tuvimos que hacernos entender con el chico de información de la estación de metro para que nos explicara como llegar a Kamakura. El pobre no nos entendía mucho.
Al final acabamos entendiéndonos, pero os aconsejo que invirtáis en tener datos móviles en el viaje a Japón para estas situaciones.
Al llegar a Kamakura, podéis ir andando a los diferentes puntos, o podéis llegar a muchos de ellos con la línea de tren Enoden (ps ps, esto también os lo explico aquí! )
Con el calor y la humedad que hacía, no queríamos pegarnos el paseo, así que cogimos el tren hasta la parada del templo Kōtoku-in, donde está una de las mayores atracciones de Kamakura.
Templo Kotoku-in
El templo Kōtoku-in pasa un poco desapercibido por la gran estrella de su interior.
No obstante, es un templo que a nosotros nos gustó bastante por estar tan rodeado de naturaleza.
Si madrugáis un poquito, podréis verlo casi en solitario y podréis escuchar el sonido de las miles de piedrecitas al caminar sobre ellas.
Y por supuesto, podréis seguir los rituales de todo templo budista.
Daibutsu
Si hay algo que le haya dado fama turística a Kamakura, es el Gran Daibutsu, una mega estatua de bronce de más de 13 metros de alto.
El Daibutsu es una estatua del Buda Amida, el buda más importante de una rama del budismo llamada Tierra Pura.
La estatua data del siglo XIII, e incialmente estaba rodeado por una construcción de madera que lo protegía. Un par de siglos después, un gran tsunami destruyó el salón de madera que envolvía al Daibutsu y lo dejó al aire libre, tal y como se puede ver ahora.
Y, en mi humilde opinión, es el secreto para que este buda sea tan famoso. No es el más grande de Japón, pero verlo al aire libre en todo su esplendor lo hace muchísimo más imponente.
Templo Hasedera
Aunque la atracción principal de Kamakura es el Daibutsu, el templo Hase Dera también merece una visita. Uno de los templos más bonitos que vimos en Japón.
Es bastante grande y está rodeado de naturaleza. El paseo que lleva a sus salas principales está llenode bambú, plantas, flores, riachuelos y estatuas Jizo, como las que también vimos en el templo Zōjō-ji.
Este templo es famoso por albergar una de las estatuas de madera más grandes de Kannon en todo Japón. Esta estatua tiene 11 cabezas. Cada una representa una fase diferente en la búsqueda de la iluminación.
Además, en este templo hay una cueva, llamada »Benten Kutsu», donde se puede entrar. En ella hay estatuas dedicadas a la diosa Benzaiten, la diosa del mar.
No hay que olvidar que Kamakura es una región costera y desde el templo se puede ver el mar.
Volvemos a Tokio
Después de visitar el templo Kōtoku-in, al gran Daibutsu, y el templo Hase- Dera, bajamos dando un paseo por Kamakura hasta la estación de tren para volver a Tokio.
Nos encantaría haber tenido más tiempo para visitar con calma las calles que rodean la estación y que bajan hasta el mar. Si tenéis tiempo en vuestra visita a Japón os recomiendo que os perdáis por este pueblo.
Aunque también es turístico, es bastante diferente al carácter ajetreado y lleno de gente del centro de Tokio.
Parque Yoyogi
Una vez en Tokio, fuimos a disfrutar de la tranquilidad del Parque Yoyogi.
Tiene ni más ni menos que 54 hectáreas, así que es el pulmón de Tokio. Y sería imposible visitarlo todo entero en un solo día.
Se puede asemejar a Central Park en Nueva York. Sus grandes y frondosos árboles hacen que olvides que estás en una mega ciudad.
Es frecuente ver a gente pasear, hacer ejercicio, hacer un picnic bajo los árboles… un planazo para un buen día en Tokio!
Santuario Meiji Jingū
Dentro del Parque Yoyogi, muy cerca del barrio de Harajuku, está el Santuario Meiji,
Es un Santuario Sintoísta, dedicado a los espíritus del Emperador Meiji y la Emperatriz Shoken.
A principios del siglo XX, cuando murió el emperador Meiji, decidieron construir un templo en su honor. Eligieron este sitio por ser un lugar donde el y la emperatriz solían pasear.
Este templo se dañó tras los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial y fue reconstruido a finales de los años 50.
Sus alrededores son una maravilla. Sin duda, los toris gigantes que delimitan el espacio sagrado no pasan desapercibidos. Son toris enormes hechos de madera, colocados en un sendero rodeado de árboles.
En la entrada al templo, llaman la atención los barriles de sake. Hay muchísimos y muy coloridos.
Están ahí por ser una ofrenda que se hace anualmente al templo para que los dioses le den prosperidad a la industria del sake y las ventas mejoren.
Takeshita Street
La calle Takeshita, en el barrio de Harajuku, está muy cerca del Santuario Meiji, así que son dos visitas que se pueden hacer juntas.
Esta calle es difícil de definir. Es fantasía pura. Y sin duda un imprescindible en la visita de tres días en Tokio .
Llena de cafés, tiendas de ropa al estilo japonés, tiendas de merchandising de pop japonés y coreano, ropa para perros, cosplay de lolita, productos kawaii… Una infinidad de locales donde rebosan el color y la música.
Tan concurrida es esta calle que según a la hora que la visitéis os costará andar por ella. Se forman verdaderas riadas de gente hacia arriba y hacia abajo.
En esta calle encontraréis muchas oportunidades de llevaros un souvenir de Japón. Sobre todo por la tienda Daiso que hay aquí. Daiso es una cadena de tiendas de todo a 100 yenes donde puedes encontrar llaveros, productos de limpieza, papelería y un sin fin de cosas.
En mi caso, arrasé con los Washitapes. Los tienen de un millón de estilos y colores. E incluso tienen colecciones Disney a 100 yenes. Un chollo para los amantes de la papelería y las manualidades.
Harajuku
El barrio de Harajuku, donde está la calle Takeshita, es un lugar para pasear y vivir el ambiente de las calles.
Es un barrio lleno de tiendas de ropa, complementos y accesorios. Y muchas otras de cosmética y maquillaje!
Una de sus calles más famosas es la Calle Omotesando, llena de tiendas de lujo. Equiparable a la Quinta Avenida, a los Campos Elíseos o a Paseo de Gracia.
Todo esto contrasta con algunas zonas donde quedan grupos de jóvenes disfrazados con cosplays de sus animes favoritos.
Podéis haceros una idea de todas las modas urbanas que hay en Tokio.
Shibuya
Después de pasear por hrajuku y Takeshita, pusimos rumbo a Shibuya, una de nuestras zonas preferidas en Tokio.
Es imposible aburrirse en Shibuya. Tiendas, cómics, anime, merchandising, música, karaokes, pachinkos, etc. Un sin fin de ofertas para que no te aburras ni un segundo.
Después de entrar a la tienda Disney de Shibuya, paseamos por sus calles. Si es que en Japón el secreto está en pasear y empaparse de esa cultura tan diferente.
Sobre todo, si vais a eso de las 7 de la tarde y podéis ver como hay grupos de gente que salen del trabajo y se toman una cerveza o un sake. Incluso hay muchos que van al Karaoke.
Karaoke
Yo tenía claro que estando en Japón quería ir a un Karaoke sí o sí. Así que paseando por Shibuya vimos uno enorme y no nos lo pensamos dos veces.
Tenía más de 7 plantas, disfraces en el vestíbulo para que eligieras el que quisieras y meterte en el personaje.
Eso sí, lo primero que hay que hacer al entrar a un karaoke es preguntar si tienen opción de canciones en alfabeto occidental. Sino, vamos apañados si tenemos que leer el alfabeto japonés!
Si estáis pensando que os daría vergüenza cantar en un Karaoke, en Japón lo tienen todo pensado para que no pongas excusas! Las salas son privadas. Para ti y tus acompañantes sin que nadie más os vea.
De hecho, son tan tímidos que el servicio de bar que tienen, lo pides por teléfono y en algunos casos te lo dejan en la puerta para que no te vean.
En este post sobre experiencias imprescindibles en Japón os cuento más acerca del Karaoke.
Cena en Shibuya
Después de darlo todo en el karaoke, buscamos un sitio para cenar en Shibuya.
Encontramos un restaurante de ramen done los pedidos se hacían en una máquina en el exterior del restaurante. Es algo bastante común en Japón y a ello que nos lanzamos. Cenamos bien y barato y fue una experiencia diferente (que puedes leer aquí)
Estatua de Hachiko
Hachiko fue un perro japónes, famoso por ir a buscar a su dueño cada día a la estación de metro. Al morir el dueño, siguió yendo a buscarlo cada día durante muchos años.
Para los japoneses, es todo un símbolo de lealtad muy arraigado en su cultura. Por ello decidieron hacerle una escultura al perro y cubrir una pared exterior de la estación de metro con un mural sobre él.
Es un sitio muy común como punto de quedada. Y es que todo el mundo en Tokio sabe donde esta Hachiko. Así que si os pasáis por allí veréis a mucha gente esperando y a otros tantos que se encuentran.
Justo aquí esta la entrada a la estación de metro de Shibuya, muy cerca del mega paso de zebra tan famoso, así que ya pusimos rumbo al hotel.
Al día siguiente poníamos rumbo a Kioto con mucha pena por despedirnos de Tokio. Nos encantó pasar unos días aquí y ojalá hubiéramos podido alargar la estancia. Pero seguro que volveremos, porque ha pasado a ser mi ciudad favorita en el mundo!
Aquí os dejo los otros post sobre nuestro primer y segundo día en Tokio.