Helou viajeros!
Hoy vengo a contaros nuestra visita express a Bruselas, que ya se ha hecho un hueco en la lista de mis ciudades europeas favoritas!
Esta escapada fue uno de mis regalos por mi 23 cumpleaños y creo que la exprimimos al máximo.
En otro post os contaré la información más práctica como hotel, transporte del aeropuerto al centro, precios, idioma, etc.
En este os contaré lo que visitamos en solo un día por si os sirve de ayuda para crear vuestro itinerario.
Antes de empezar con el »paso a paso» os dejo un mapa de la ruta que hicimos si pincháis aquí MAPA
Nuestro avión despegaba de Barcelona a las 6:50 de la mañana, así que llegábamos a Bruselas, al Aeropuerto de Zaventem a eso de las 9:10.
Mientras llegábamos al hotel, dejábamos las maletas y nos poníamos al lío se hicieron más o menos las 11 de la mañana. Y ahí empezaba nuestra ruta.
Nuestra primera parda, y aprovechando que lo teníamos tan cerca, fue el Parlamento Europeo.
Si os sobra tiempo en vuestra visita a la ciudad, quizás si que sería recomendable ir a visitarlo y entrar a verlo con el tour que ofrecen. Pero si tenéis poco tiempo, yo creo que es una visita prescindible.
Fuimos dando un paseo en dirección a la Grand Place, un paseo de aproximadamente 2,5 km llena de cosas bonitas para ver!
En primer lugar nos encontramos con el Palacio Real, un bonito y gran palacio construido en el s XIX. Durante su reinado, Leopoldo II lo encontraba algo pequeño y mandó que se ampliara con construcciones laterales y según dicen, llegó a ser más grande que el Buckingham Palace en Londres.
En este Palacio no reside la familia real belga, sino que lo utilizan como sus oficinas y su lugar de trabajo, ya veis que seguro que espacio no les falta.. jaja
Siguiendo con el paseo, llegamos a la Place Royale, una plaza que anteriormente se encontraba dentro del Palacio Real y que ahora alberga museos en los edificios que la rodean, aprovechando el espacio tan amplio que ofrecía esa zona del Palacio.
En la plaza se encuentra la Iglesia de Santiago, el Museo de Arte Moderno, el Museo Belvue y casi tocando la plaza, el Museo de Bellas Artes, el Museo del pintor belga Magritte o el Museo de Instrumentos Musicales.
Si entráis en el Museo Belvue, podréis hacer un recorrido por la historia de Bruselas e incluso visitar una parte de lo que era el Palacio Real.
Bajando por el centro de la plaza, llegaremos al Mont des Arts un espacio construido para la Expo Universal de 1910 y que a día de hoy es un precioso mirador donde mucha gente se sienta a descansar y observar las vistas de la ciudad.
Los árboles que rodean este paseo, se iluminan por la noche. Nosotros no lo pudimos ver, pero cuentan que es algo muy muy bonito!
Antes de bajar al jardín del Mont des Arts, no podéis dejar de fijaros en la Pharmaice Anglaise.
Una vieja farmacia con una fachada increíble que actualmente es un bar de copas ambientado en su antiguo pasado, ya que si os acercáis a echar un ojo por las ventanas podréis ver artículos de farmacia usados como vasos y una decoración de lo más original.
En el lateral de este monte, podréis ver el Carrillon du Mont des Arts, un carrillón muy bonito con una estrella y doce figuras que indica las horas. Estas doce figuras representan a grandes personajes de la historia como Carlos V o Rubens.
El Mont des Arts es un espacio con un millón de detalles para ver, así que estuvimos un ratito paseando por allí observando cada rincón.
Al bajar, ya era la una del mediodía y decidimos comer algo, ya que a las 13.30 empezábamos un free tour que iba a durar un poco más de dos horas y queríamos ir a tope de energías.
Nos sentamos a comer algo en la Place de l’Agora, una plaza muy bonita que está muy muy cerca de la Grand Place.
Nos paramos en ese sitio porque nos llamó la atención la cola inmensa que tenía. El restaurante se llama Chez Papy y su mayor reclamo son las Belgian Frittes.
El secreto de las patatas fritas belgas es que se fríen dos veces a temperaturas diferentes para que queden tiernas por dentro y crujientes por fuera. Además de que no se fríen con aceite, sino que las originales se fríen con manteca de cerdo. Vamos, de lo más light!
No sabíamos que uno de los platos más conocidos de la gastronomía belga eran las patatas fritas! Así que nos sentamos a probarlas y pedimos un bocadillo de salchicha cada uno.
La diferencia entre ellos es que en el de Cristian, que pidió un completo, venía lechuga, zanahoría y maíz y además… un gran puñado de patatas fritas, por si no teníamos suficiente con el cono que nos habían puesto a rebosar.
En este sitio sirven las patatas en un cono con la salsa que elijas o bien en una bandeja, donde van acompañadas de cebolla.
No sé si es el mejor lugar para probar las Frittes, ya que después nos recomendaron otros sitios como Fritland al lado del edificio de la Bolsa, pero no estuvo mal!
Después de cargar las pilas, era el momento de conocer la joya de la corona de Bruselas, la Grand Place, o también conocida como Grote Markt.
Catalogada como una de las plazas más bonitas del mundo, y no es para menos! Cada uno de sus imponentes edificios guarda una historia y podrías quedarte observándolos un montón de horas para darte cuenta de todos los detalles que tienen.
Sus dos edificios más imponentes son el Ayuntamiento de Bruselas (Hotel du Ville) y la Casa del Rey (Maison du Roi).
El primero, data del s XV y fue ampliado con posterioridad. Si os fijáis en su fachada, veréis que el arquitecto encargado de esta ampliación no estuvo muy acertado. Debía ampliar este ayuntamiento con una parte totalmente simétrica y no puede tener más diferencias! La forma de las ventanas, las figuras, las decoraciones, el tejado… juzgad vosotros mismos si es una construcción simétrica jaja
Según cuentan, estos errores se dieron porque el arquitecto no vio nunca el ayuntamiento en persona, sino que solo pudo ver planos. Aún así, no salió muy bien parado después de esta obra.
La Maison du Roi, fue en su origen la casa del Pan, más tarde convertida por María de Borgoña como un palacete para que todo miembro de la realeza pudiera utilizarlo como hotel si estaba de paso en la ciudad de Bruselas.
Actualmente tiene en su interior el Museo de la ciudad de Bruselas.
Toda la plaza está cubierta por casas de gremios y datan todas de 1695-1698, ya que en 1695 la ciudad fue bombardeada por Luis XIV, el temerario Rey Sol.
Durante la reconstrucción de la plaza, pagada por los gremios, se levantaron estos edificios tan imponentes y brillantes, para mostrar la fuerza de la ciudad de Bruselas.
En uno de los edificios, podréis ver un Fénix dorado que simboliza el resurgimiento de las cenizas después del bombardeo que sufrió la ciudad.
Grabado en las fachadas podréis ver la fecha en la que fue construida además de pequeñas muestras que dejan adivinar a qué gremio pertenece cada una. También podréis ver la casa donde vivió Victor Hugo, que por cierto, odiaba la plaza.
Girando por una de las calles de la Grand Place, nos encontramos con la escultura de Everard t’Serclaes, un héroe de la ciudad que expulso a los flamencos de su invasión a la ciudad de Bruselas y que finalmente fue asesinado.
Según cuentan tocar la figura trae suerte en el amor, pero depende de cómo lo hagas. Si la tocas de la cabeza a los pies, significa que volverás a Bruselas con la misma pareja con la que has ido, y si la tocas de pies a cabeza significa que volverás a Bruselas con una pareja diferente.
Un poco más adelante, encontraréis una de las mejores gofrerias de todo Bruselas, la Maison Dandoy, abierta desde 1829!
Si no lo sabíais, los gofres también son una de las especialidades belgas y los hay de dos tipos: los gofres de Bruselas y los de Lieja. Los de Bruselas son mucho más ligeros y esponjosos mientras que los de Lieja son muchísimo más dulces y pesados. ¿Con cuál os quedáis vosotros? Yo creo que me quedaría con los de Lieja, empalagosa a tope! jaja
En los paseos por Bruselas, es frecuente encontrarse con grandes murales dedicados al mundo del cómic, y sobre todo a uno de sus personajes más conocidos, Tintín, que fue creado por un belga.
Si queréis saber cuántos murales hay y donde están, no tenéis más que acercaros a uno de ellos y podréis ver un pequeño mapa donde se marcan todos ellos y en qué calles puedes encontrarlos!
Nuestra ruta siguió para ver al niño más famoso de Bélgica, el pequeño Manneken Pis
Porque lo de pequeño va en serio! A penas mide 65 cm de alto y es todo un reclamo turístico de la ciudad. Su historia está llena de leyendas. Una de las más escuchadas es que un niño hizo pipí en la puerta de casa de una bruja y que ésta como castigo lo convirtió en bronce. Lo hizo para atemorizar a todo aquel que osara hacerlo.
Actualmente, el Manneken Pis, es vestido casi a diario y ya tiene un vestidor con casi mil trajes diferentes. Pasando por las equipaciones del Barça o el Real Madrid, un traje de flamenco o un traje de pamplonica. Y es que una de las tradiciones más antiguas es que cada vez que alguien importante visitaba la ciudad, le regalaba un traje al pequeño muñeco meón.
El día que lo fuimos a ver, estaba vestido como de cocinero.
Si os acercáis a él, podréis ver un cartel donde pone de qué va vestido en ese momento, pero había tanta tanta tanta gente haciéndose fotos que fue imposible llegar a ver el cartel.
Cerquita de él, se encuentra la Janneke Pis, su hermana meona. Una pequeña fuente que echa agua simulando que hace pipí, pero esta vez, es una niña.
Según cuentan, se creo esta fuente femenina para luchar contra el machismo y reivindicar la igualdad de sexos. Pero a la pobre la encontraréis en un callejón y entre rejas. Así que de momento la igualdad no la tienen muy conseguida.
También tenéis la opción de ver al perro meón. En este caso no es una fuente, sino que es una estatua sin más. Nosotros no fuimos, pero está bastante cerca. Su nombre es Zinneke Pis.
A pesar de estar escondida, tiene muchos fans, por lo que se hace un poco difícil llegar hasta ella…
La encontraréis rapidamente si ponéis rumbo al Delirium Cafe, un pub muy muy conocido por ser creadores de una cerveza artesanal y tener miles de tipos de cervezas.
Desde aquí nos fuimos a las Galerías Saint Hubert. Estas Galerías son muy muy largas ya que se dividen en la Galería del Rey y la Galería de la Reina.
Tras la visita del rey belga a otras ciudades europeas, encontró la solución al clima de su país. Estas galerías recuerdan a las que encontramos en Milán.
Notó que el comercio bajaba porque cuando la gente estaba haciendo sus compras empezaba a llover y se iban para casa. Así que decidió crear estas galerías cubiertas. Para que la gente pudiera pasear y hacer sus compras sin preocuparse por el tiempo.
Dentro de estas galerías, podréis encontrar la cuna de los bombones y del Praliné. El creador de ello fue Neuhaus. Era un farmacéutico que cubría las pastillas con chocolate para que fueran más fáciles de tomar.
Al final se dio cuenta de que la gente compraba más pastillas por el chocolate. Así que decidió dejar a un lado la farmacia y crear un negocio de bombones y chocolates.
Ahora hacen verdaderas obras de arte y su tienda se asemeja a una joyería.
Cuando dejamos de babear por el chocolate, pusimos rumbo a la Catedral de San Miguel y Santa Gúdula, conocida también como la Catedral de Bruselas, ya que es aquí donde se hacen los eventos más importantes como por ejemplo la boda de los reyes belgas.
Es una catedral muy grande. Su fachada frontal engaña ya que si la rodeáis veréis la magnitud que tiene. Además en uno de sus laterales encontraréis la estatua de Santa Gúdula, que tiene una historia particular.
Nuestra siguiente visita fue el Parque de Bruselas para adentrarnos un poco más en él y es que los colores que tiene en otoño son preciosos!
Bruselas es una ciudad llena de parques y es que más del 20% de su superficie está cubierta de ellos.
Antes se utilizaba como coto privado de caza para la familia real, y todavía quedan esculturas un tanto…gráficas. Se pueden ver angelitos matando animales.
Este parque también guarda historia. Dicen que Bruselas, tal y como la conocemos hoy en día se creo aquí. Hace muchos años fue ocupado por el pueblo para expulsar a la familia real que habitaba el palacio entonces.
De este punto, volvimos a pasar por el Mont des Arts y pusimos rumbo al Palacio de Justicia.
Por el camino, vimos la Iglesia de Notre Dame du Sablon y el Parc du Petit Sablon, un parque monísimo donde la gente se sienta a comer o a descansar.
El barrio de Sablon es muy bonito para pasear por él. Las calles que rodean esta iglesia son para perderse por ellas!
En todos nuestros viajes nos encontramos algo en obras, así que este no podía ser la excepción… El Palacio de Justicia lleva en obras años. Han encontrado algún hongo tóxico en sus paredes que les está retrasando la obra.
Se puede visitar pero con visitas limitadas al día para que no sea perjudicial ni para las personas ni para la estructura.
Desde el mirador que hay en esta plaza, podréis ver incluso el Atomium, nuestra siguiente parada.
Desde aquí cogimos el metro en la parada Louise. Cogimos la línea 6 y nos bajamos en la parada Heysel. Desde el centro de Bruselas hasta el Atomium hay unos 10 km, así que es recomendable ir en metro.
El Atomium representa un cristal de hierro aumentado 165 mil millones de veces, ahí es nada.
Cuando llegamos nosotros ya estaba cerrado, así que no pudimos subir. No nos dio mucha pena porque nos habían dicho que tampoco es imprescindible. Pero si podéis subir seguro que es una experiencia super chula.
Aunque si lo veis desde fuera tampoco os aburriréis. Podéis haceros fotos del nivel de la Torre de Pisa jaja
Si os fijáis, arriba del todo hay una bandera, y no es la belga ni la de Bruselas. Es la bandera de India.
Esto es así porque en la explanada que hay frente al Atomium estaban haciendo un festival de música y bailes indios. Nos quedamos a ver un rato mientras anochecía y se iban iluminando las esferas del Atomium.
Cuando ya empezamos a congelarnos, decidimos poner rumbo otra vez al centro. Esta vez a la Grand Place para verla de noche.
Cogimos el metro, la línea 6 otra vez en Heysel y nos bajamos en Beekkant. Desde aquí hicimos transbordo y coger la línea 1 o 5 hasta la parada De Brouckere. Desde aquí hay que andar unos 400 metros para llegar a la Grand Place.
Si es bonita de día, de noche es una preciosidad!
Callejeamos un poco más por el centro y llegó la hora de ir a cenar.
Fuimos a un sitio que nos recomendaron para comer comida casera. Se llama Neuf Voisins. Es bastante chiquitito así que recomendamos ir pronto.
Las mesas se llenan muy rápido. Si sobra un hueco en la mesa de otros, allí que os sentarán! Nosotros compartimos mesa con un grupo de cuatro personas y otra pareja.
La carta que ponen en la mesa es solo de cervezas! Si queréis ver el menú de comida deberéis mirar la pared.
Nosotros pedimos Goulash y pasta, que aunque no son platos típicos belgas estaban muy ricos!
Lo mejor de los restaurantes belgas son sus variedades de cervezas. Cristian se pidió una Palm y yo una cerveza con sabor a Frambuesa! Esta cerveza es de la conocida marca belga Lindemans, y también tienen con sabor a melocotón y cereza. He de decir que me encantó muchisisisisimo!
Y así concluimos nuestro día en Bruselas, encantados con la ciudad y con su cerveza! jaja