Helou viajeros!
Amaneciamos dentro del Gran Cañón en nuestra habitación perdida en el bosque, no se escuchaba ni un alma.
Nos despertamos prontito para recogerlo todo, cargarlo en el coche e ir a ver el amanecer en el Gran Cañón. Antes de salir de la habitación, desayunamos unas galletas que habíamos comprado el día anterior en el supermercado.
A estas alturas del viaje, me encantaban las Chips Ahoy Chewy, que son las de toda la vida pero más blanditas y a mi parecer, mucho más buenas. No sabía lo que estaba a punto de descubrir en los siguientes días… jajaj
Después de desayunar calentitos al calor de la calefacción salimos fuera y….pam! -7 grados… whaaaaaaat? Hacía mucho, pero que mucho frío!!!!
Dejamos el coche otra vez en el Visitor Center, para coger el bus de la línea naranja e ir a Yavapai Point, que ofrecía una perspectiva del cañón alucinante!
Cuando llegamos aún estaba bastante oscuro y a duras penas se adivinaban las sombras formadas por la estructura montañosa del cañón, pero poco a poco se hizo más claro, y pudimos ver como había un poco de niebla rodeándolo.
El color rojizo que tiene se intensificaba con la luz del sol de esas horas. Un gran espectáculo que solo se vio perturbado por la gran cantidad de gente que había y el frío que pasamos.
Al ratito, y por el bien de nuestra salud, volvimos a por el coche, y antes de irnos pasamos por el bar del hotel a por un buen chocolate muy muy caliente!!
Una de las cosas en las que nos fijamos al entrar en el hall del hotel fue la curiosa señal de la puerta:
Aquí, acostumbrados al prohibido animales, nos pareció raro el prohibido armas… Qué mundo más diferente este de Estados Unidos!!
Hicimos el chekout, y pusimos rumbo a Desert View ,un mirador en la entrada/salida del Gran Cañón, que nos pillaba de camino para llegar a nuestra próxima parada.
Este mirador tiene como particularidad una torre de vigilancia, que tiene una historia curiosa.
Esta torre de vigilancia tiene aspecto de ser bastante antigua, incluso parece tener zonas deterioradas por el paso del tiempo. Su interior está adornado con pinturas que parecen ser de los indios.
No obstante, esta torre de vigilancia data de 1932, y su arquitecta desarrolló este estilo en varias construcciones dentro del parque del Gran Cañón. La apariencia antigua era creada a propósito para que pudiera quedar bien con el paisaje.
Si no hubiera leído la historia, yo me creo que esa torre la crearon los indios hace siglos! jaja
Lo más chulo es que se puede subir hasta arriba para conseguir unas mejores vistas, si cabe, del cañón.
Una de las cosas que más me gustó de este mirador es que se puede ver más el río Colorado atravesando las curvas formadas por el tiempo.
Después de pasar un ratito volvimos al coche, y esta vez para pasar un ratito en él.
Nuestra próxima parada estaba a 245 km, es decir, unas dos horitas y media por carreteras infinitas y desiertas.
A eso de la 1- 2 del mediodía, llegábamos a Monument Valley!! Con todas las fotos que había visto, tenía unas ganas locas de estar allí.
Y si señor, cambiábamos de estado. Pasábamos de Arizona a Utah. Aunque Monument Valley está ahí ahí en la frontera, antes de acceder al parque encontramos el cartel de bienvenida al nuevo estado.
Justo a la entrada del parque hay una taquilla para comprar el ticket. Creo recordar que pagamos 20$. Además de la entrada, nos dieron un mapa con la ruta que podíamos seguir y los puntos interesantes con una pequeña explicación de ellos.
Como esa noche nos quedábamos en el hotel The View que hay dentro del parque, fuimos a hacer el check-in y fui corriendo a la habitación, ya que el mayor atractivo de este hotel son las vistas que tiene de Monument Valley.
Y tachán tachán… eran increíbles!! Este hotel nos encantó. Podéis ver más fotos en este post sobre los hoteles donde nos alojamos durante todo el viaje.
Al dejar las maletas, fuimos a comer algo al restaurante del hotel, y al pensar que los sandwich iban a ser pequeños, pedimos un sandwich para cada uno y una ensalada. Parece ser que no contábamos con que los indios navajos fueran igual de bestias que los vascos, porque con ese sandwich podían comer 4 personas jajaja
Para ser el único restaurante en unos kilómetros, el precio no es del todo desorbitado, por todo ello pagamos 35,7$, unos 28€ al cambio.
Como no se desperdicia nada y nos sobró un montón, lo pedimos para llevar. Ya teníamos la cena apañada jaja
Luego nos subimos al coche, dispuestos a disfrutar de la ruta de Monument Valley. Es un paseo que puedes hacer con tu coche o con uno de los tours que ofrecen. Nosotros decidimos hacerlo con nuestro propio coche, total, lo teníamos casi con un seguro a todo riesgo. Aexplorar el lejano oeste se había dicho! jajaj
Es una experiencia de lo más divertida, nos lo pasamos estupendo por esta»carretera». No hay ni un pequeño trozo asfaltado, así que parecíamos Carlos Sainz y copiloto en medio del Dakar. Solo me faltaba el pinganillo para ir diciendo derecha cambio de rasante, curva ras. Trata de arrancarlo Carlos!! jajajaj
El paisaje es espectacular, parece que de un momento a otro se vayan a batir en duelo un par de vaqueros! Ese color rojizo y las extrañas formaciones a los que los indios dan un significado.
Llegados a este punto, no sabíamos si batirnos en duelo nosotros también…
O hacernos medio millón de fotos, que fue lo que acabamos haciendo!!
La verdad, que el significado que le dan los indios navajos a estas formaciones es de lo más extraño. He de decir que a mí me cuesta ver un bebé en una ecografía, imaginate una forma en una piedra. Hay que echarle un rato de imaginación.
Por ejemplo, esta formación según dicen, tiene forma de bota de Cowboy. Quizás al rato lo pillas, pero así de pasada cuesta jajaj
El nombre más acertado es el de las formaciones descubiertas más recientemente. Dicen que tienen forma de manos. Y oye, un aire tienen!!
Además de todo esto, vimos un típico típico árbol navajo… ¿quién no relaciona la navidad con los indios navajos? jajaja
Pasamos un ratazo disfrutando del camino. La verdad es que nos gustó muchísimo más el Gran Cañón. Pero esta visita la volvería a repetir sin duda por lo mucho que nos llegamos a reír y lo bien que lo pasamos!
Después de nuestra andadura por estos lares, casi nos llevamos tres kilos de arena, solo hay que ver como quedó el coche.
Poco antes de las 6 de la tarde ya empezó a oscurecer. Tras ver como el sol se escondía, fuimos de vuelta al hotel.
Estuvimos pensando si visitar algún pueblo cercano y cenar por allí. El más cercano estaba a un ratito en coche y tampoco había nada destacado. Decidimos quedarnos en el hotel tomando algo calentito.
Como teníamos la cena apañada, esa noche nos la tomamos también de relax. Prontito estábamos durmiendo para el siguiente día que iba a empezar muy muy temprano y a acabar bastante tarde jajaj
Este viaje no ha hecho más que empezar y cada día iba a ser más épico que el anterior, aquí podéis leer lo que hicimos al día siguiente, visitando Antelope Canyon.