Helou viajeros! en este post os cuento las experiencias únicas en Japón que debéis vivir sí o sí cuando visitéis el país nipón.
Será muy difícil poder plasmar en palabras todo lo que nos ha regalado el país del sol naciente. Tienen una cultura, unas costumbres y una forma de vida tan diferente a la nuestra que este viaje nos ha aportado un montón de cosas únicas.
Por ello, antes de empezar a explicaros nuestra ruta y cómo fueron nuestros días os voy a contar las experiencias que en mi opinión se deben vivir sí o sí en este país.
En primer lugar, os voy a contar algo que no voy a catalogar como experiencia. Es algo que deberéis hacer obligatoriamente en según que templos o restaurantes y es:
Aquí encontrarás:
Descalzarse antes de entrar
He leído varias razones para quitarse los zapatos antes de entrar en alguno de estos lugares. La razón fundamental es la limpieza. Al quitarse los zapatos se aseguran de que toda la suciedad de la calle no entre en casa o en los templos, y tiene todo el sentido del mundo.
Lo divertido es que en muchos templos, el recorrido que se hace es »largo» así que estás en contacto con la madera o el tatami y es una sensación super agradable. Además de poder ver un gran desfile de calcetines, de todos los tipos y colores.
Sin ir más lejos, yo misma estuve paseando por algún templo con unos calcetines de Star Wars. Aunque fue pura casualidad, hizo más épica la visita jaja.
Una vez más se demuestra la gentileza de los japoneses, ya que en todos los lugares donde tengas que descalzarte, o bien habrá unas estanterías donde dejar tus zapatos, o te prestarán una bolsa de plástico para poder llevar tus zapatos de forma más cómoda.
Colocan este tipo de contenedores donde poder coger las bolsas (por arriba) y donde poder dejarlas (por el agujero del centro), así se aseguran de poder doblarlas y colocarlas antes de que el visitante las vaya a utilizar.
Y ahora sí que sí, os dejo con las experiencias que hicieron más especial aún nuestro viaje.
Usar las JIDOHANBAIKI y las máquinas de tickets de comida
Las máquinas expendedoras son imprescindibles para los japoneses, se pueden encontrar en cualquier calle, en cualquier barrio y en cada rincón. Tienen bebidas de todo tipo, incluso calientes a precios muy asequibles (aprox 300 Yenes) y algunas de ellas tienen hasta comida.
Pero lo verdaderamente especial en Japón, son las máquinas de tickets de comida y tienen un funcionamiento muy particular.
Estas maquinas tienen botones con fotos de los platos que se pueden pedir y el precio que cuesta cada uno de ellos.
Primero debes meter dinero y tendrás tu »presupuesto disponible», cada vez que se aprieta el botón del plato que quieras pedir saldrá un pequeño ticket y se restará el importe a tu presupuesto.
Por cada plato que pidas te saldrá un mini ticket. Cuando los tengas, simplemente entras al restaurante y ya te estarán preparando el plato. Le entregas el ticket y te sirven, así de rápido y fácil.
Hacerte fotos en un Purikura
Seguro que os habéis fijado en lo mucho que les gusta a los japoneses lo de hacer fotos, a ellos y a cualquier cosa que encuentren.
Por eso, son los pioneros en este tipo de fotomatones, los PURIKURA. Son unas máquinas para hacerte fotos instantáneas que luego te permiten editarlas de mil formas, con textos, colores, imágenes… un sin fin de posibilidades.
Podéis encontrar Purikura en un montón de sitios. La imagen de arriba es de un espacio solo de Purikura dentro de un centro comercial de Kyoto. Las otras fotos son de una planta entera dedicada solo a este tipo de máquinas. Está en el corazón de Shibuya en Tokyo, que es donde nosotros jugamos con estas máquinas.
Como podréis ver, los pasillos están llenos de espejos para ponerse guapo antes de hacer las fotos, y aunque no lo grabamos, hay un chico en »recepción» al que le puedes pedir pelucas y diferentes accesorios para hacerte las fotos.
ATENTOS, porque en cuanto metáis el dinero y os metáis en la cabina de las fotos, eso empieza a disparar. Tal y como me paso a mí, podéis salir con una cara de lo más curiosa jaja.
Aquí podréis deleitaros y sacar la vena artística que lleváis dentro. Nosotros nos lo pasamos pipa poniendo todo lo hortera que encontrábamos! Y como salen las fotos impresas, son un bonito recuerdo de un rato de risas.
Cantar en un Karaoke
¿Cómo íbamos a irnos de Japón sin cantar en un Karaoke? Si estas máquinas las inventaron ellos e incluso la palabra que utilizamos es totalmente japonesa!
Antes de entrar en uno nos aseguramos de que tuviera el alfabeto latino, porque sino lo íbamos a llevar claro con las letras en japones jaja.
Para hacernos una idea de lo mucho que viven los japoneses el tema de los karaokes, os voy a contar que al que fuimos nosotros tenía ni más ni menos que 7 pisos llenos de cabinas. Y como no podía ser de otra manera, tienen todo tipo de atrezzo para que tu performance sea única.
El karaoke allí se vive en la intimidad. Son cabinas individuales para el grupo de personas con las que vayas. En estas cabinas nadie te molesta y si quieres pedir algo de bebida tienes un interfono que comunica con recepción. Para que no pierdas tiempo de tu show particular jaja
Este en particular, (que está en Shibuya), tenía dos »tablets» . Aquí podías elegir las canciones y controlar el volumen, la velocidad y muchas cosas más.
Lo malo que encontramos es que para las canciones en nuestro alfabeto no había ninguna lista, sino que salían las más escuchadas. Si querías algo más allá tenías que ir buscando las canciones o cantantes que se te ocurrieran. Si tienes suerte están para poder cantarlas. Solo os digo que cantamos desde Julio Iglesias, pasando por Avicii y llegando a Daddy Yankee en pleno Tokyo!!!
No hace falta que os diga lo bien que lo pasamos. Una imagen vale más que mil palabras.
Coleccionar sellos
En Japón existen los sellos conmemorativos de diferentes lugares, tanto en estaciones de trenes, como en templos o monumentos.
Una de las historias que aprendimos es que el gobierno japonés quería incentivar el turismo interno y que la gente cogiera más el tren, así que decidió impulsar esta iniciativa, una colección de sellos que se encuentran en diferentes estaciones de tren y metro.
Es muy divertido ir buscando los sellos allá donde vas, es como un juego!
Por ello, si vais a Japón, os recomiendo llevar siempre una pequeña libreta con vosotros. Así podréis ir estampando los sellos que os vayáis encontrando por el camino.
También existen algunos templos donde podréis encontrar una especie de revista, con espacios para ir poniendo los sellos que se indican en ella. Aunque no se ni papa de japonés, tiene pinta de que si los reúnes todos los puedes enviar y te regalan algo.
Yoyogi, el ayuntamiento de Tokyo, Kamakura, Nara… son solo ejemplos de lo que os podéis encontrar en esta búsqueda de sellos.
Jugar al Pachinko
Y por último, y como la experiencia más diferente que hemos vivido en Japón, tenéis que jugar sí o sí al Pachinko.
¿Y qué es el Panchinko? Para ello os voy a contar una mini historia.
En Japón está prohibido el juego, por ello no hay casinos ni salas de juego. Y dicho esto sorprenderá ir allí y no parar de ver salones y más salones de Pachinko. Así que, voy a reformular la frase, en Japón está prohibido el juego con dinero. Así que hecha la ley, hecha la trampa.
Si una máquina de Pinball y una tragaperras tuvieran un hijo, saldría una máquina de Pachinko.
La diferencia es que no se juega con dinero. Sino que antes de jugar tu dinero se cambia por »canicas» metálicas.
Las canicas se van metiendo por una plataforma y tienes que ir girando una rueda para que vayan cayendo dentro de la pantalla, tipo pinball.
¿Cómo se gana en el Pachinko?
Si las canicas metálicas caen en determinados compartimentos (varían según el diseño de la máquina), saldrá una pantalla de tragaperras, donde habrá que conseguir las 3 o 4 figuras iguales.
Si las consigues, los compartimentos donde entran las canicas se hacen más fáciles y entran muchisísímas más, lo que hace que por otro compartimento diferente te salgan más canicas de las que habías metido.
Las canicas ganadas van cayendo en esas bandejas, y hay gente que gana muchas muchas cajas.
Cuando se cambia de caja, o bien quieres dejar de jugar, hay un botón en la maquina de llamada. Si pulsas, viene algún trabajador. Éste se la lleva para contar cuantas canicas hay.
Para ello, vuelcan la caja en una especie de máquina que las cuenta todas. Una vez contadas te dan un ticket con la cantidad de canicas que hay para que vayas a cobrarlas.
Pero recordad lo dicho antes. En Japón no se puede jugar con dinero, así que el premio no será en dinero. Pero una vez más lo tienen todo pensado.
Podéis elegir el dinero en premios. Por ejemplo en bebidas, comida, una tarjeta de memoria, baterías externas, etc. O bien, os dan unas tarjetas TUC.
Ya que está prohibido jugar con dinero, ellos no podrían cambiar las canicas por dinero en efectivo. Pero nada les prohibe que existan una especie de casas de cambio al lado de los Pachinkos. Los famosos TUC.
Para cobrar lo ganado, en el salón de Pachinko te dan unos cartuchos, tipo los que tenían las consolas antiguas. Hay de diferentes tipos según la cantidad de dinero que hayas ganado: gold, silver, platinum…
Con esos cartuchos vas al TUC y te lo cambian por dinero. Y así es como los japoneses se saltan la prohibición del juego.
Esto del Pachinko es toda una cultura en Japón y mueve muchísimo dinero, millones y millones de yenes al año. De hecho, cuentan que mucha gente no trabaja y solo vive de lo ganado en este juego. No sé si será verdad, pero sí que pudimos ver como mucha gente coleccionaba cajas y cajas de canicas!!
Por último, cabe destacar que los salones de Pachinko, son muy peculiares. Cada máquina tiene sonido (y se puede cambiar de canción o subir y bajar el volumen), pero por lo general todos están muy altos, y hay que tener en cuenta que hay cientos de máquinas, así que os podéis imaginar el ruido.
Además dentro de ellos, está permitido fumar. Entre el ruido, el humo del ambiente, y la gente muy concentrada jugando es una experiencia muy singular para vivir en el país nipón. Super super super recomendable.
Nos leemos pronto y hasta entonces a darle duro al Pachinko y a comerse el mundo!
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